A pesar de que aún mantienen un cierto halo romántico, las cruzadas, como toda guerra, estuvieron plagadas de sangrías y hechos vergonzosos. Pero dentro de su leyenda negra posiblemente el lugar más destacado lo ocupe la Cuarta Cruzada: una expedición contra el infiel que acabó, por medio de engaños, bañándose en la sangre de miles de cristianos.
Venecia, año 1202. Un ejército cruzado acampa en la pequeña isla del Lido, esperando a embarcar hacia Egipto. Señalado como el punto débil del sultanato islámico, Egipto se cree peor defendida que Siria, es una provincia muy rica y una buena base desde donde acometer sobre Palestina.
Los cruzados están hartos de esperar. Han acudido muchos menos de los que se esperaban y no tienen el dinero prometido a los venecianos a cambio del apoyo de su flota. Los venecianos son, ante todo, mercaderes, y no están dispuestos a poner en juego sus naves sin recibir una buena compensación. Además, amenazan con cortar los suministros si no reciben lo acordado.
Lo que los cruzados no saben es que Venecia acaba de firmar un beneficioso acuerdo comercial con Egipto. Lo último que quiere ahora es un ataque contra su nuevo socio, con el que se ha comprometido a no emprender ninguna acción militar en su contra.
Cuando más tensa está la situación el Dogo de Venecia ofrece una solución a los líderes cruzados: llevarán a su ejército a pesar de que el pago no llegue al estipulado… a cambio de un favor. Hace no mucho que Venecia ha perdido la estratégica ciudad de Zara, en la actual Croacia, a manos del rey de Hungría. Los cruzados deberán ayudarles a recuperarla de camino a Egipto.
Esto supone usar el ejército de Dios para atacar a otro rey cristiano. Algunos se revelan contra la idea, pero los líderes de la cruzada, puestos entre la espada y la pared, aceptan. Cuando el Papa se entera ordena que se retracten, pero es demasiado tarde; cuando llega su mandato Zara ha caído. Enfadado, el Papa excomulga a cruzados y venecianos. Aunque luego reconsiderará su postura y mantendrá la excomunión sólo contra los venecianos, durante un tiempo se da la circunstancia de que un ejército creado para luchar en el nombre del Señor ha sido apartado de su Iglesia por su representante en la Tierra.
Y, sin embargo, la toma de Zara no era nada comparado con lo que venecianos y cruzados serían capaces de hacer más adelante.
Fuentes:
A History of Venice, de John Julius Norwich.
A History of the Crusades, de Steven Runciman.
A History of Venice, de John Julius Norwich.
A History of the Crusades, de Steven Runciman.
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