viernes, 4 de enero de 2013

Propósitos de año nuevo y la vuelta de la musa pródiga

Digo de año nuevo por ser lo tradicional en estas fechas, aunque es algo que llevaba pensando desde la vuelva del verano. En este año que empieza mi propósito es dedicarle algo más de tiempo a este blog, que en 2012 dejé un poco descuidado. Eso no significa que vaya a publicar más a menudo, sino que intentaré trabajar un poco más los contenidos. Voy a dejar de lado las entradas dedicadas a fotografía o ilustración para centrarme en mis propios textos, junto con los cuentos o leyendas que me hayan gustado especialmente.

Como sé que el reto es difícil, aprovecho para formalizar algo que ya ocurría en la práctica. Hace un año os contaba que había empezado un blog dedicado a la historia, una de mis grandes aficiones. Me lo he pasado muy bien escribiéndolo, pero ha supuesto bastante más trabajo del planeado, hasta el punto en que no me veía capaz de seguir con los dos blogs. Durante un tiempo estuve dudando con cuál de los dos quedarme, pero entonces irrumpieron por aquí Loki y Baldr y acabaron decidiendo ellos por mí.

Eso no quiere decir que renuncie a escribir más entradas de historia, sino que volverán a ser parte de este blog (en breve aparecerá una pestaña de Historia en la cabecera). Para empezar he añadido a los archivos todas las entradas que publiqué en Un café con Clío, en la fecha en que se publicaron originalmente. A continuación os dejo una lista en el orden en que fueron apareciendo por si queréis echarle un vistazo (hay algunas de las que me siento bastante orgulloso).

Aprovecho para desearos un feliz año y espero veros por aquí e ir mejorando con vuestros comentarios. Nos vemos pronto.

  • Celestino V, el Papa que renunció
    De entre la larga lista de nombres que han ocupado la silla de San Pedro, uno de los que cuenta con una historia más curiosa es Celestino V. Ocupó el cargo durante sólo cinco meses en el año 1296 y ha sido uno de los pocos (hay quien dice que el único) papas en renunciar a su puesto por propia voluntad; un puesto al que nunca aspiró y que no hizo mas que traerle desgracias.
  • Con la deuda no se juega: Egipto 1882
    Una historia en la que el responsable de hundir la economía deja su cargo, y no solo sale indemne sino que además se lleva una buena indemnización, en que unos países acaban dictando la política de otro en nombre del déficit y en la que ciudadanos hartos de sufrir las consecuencias de una crisis de la que no son responsables protestan pidiendo más democracia. ¿La Europa de nuestro tiempo? No. Egipto a finales del siglo XIX. Para que luego digan que la historia no se repite.
  • Paraísos que surgieron del hambre 
    Algunos de los parques naturales africanos más conocidos (Serengueti, Masai Mara, Tsavo...) no son la imagen congelada de un pasado inalterado, sino el resultado de una serie de catástrofes que sacudieron a la población africana en el tránsito del siglo XIX al XX.
  • Una rendición con condiciones 
    Hay un proverbio que dice "soldado que huye sirve para otra guerra". Aunque claro, por muy superior que sea el enemigo al que uno se enfrenta, eso de rendirse no deja de tener un regustillo poco honorable que algunos intentan camuflar como pueden.
  • El papa que quiso ser hermoso
    Cada Papa escoge un nombre al ser elegido, aunque en ocasiones la primera opción no es siempre la mejor.
  • No fueron solo los elementos: el fracaso del Gran Designio de Inglaterra 
    El Gran Designio de Inglaterra era un plan de invasión que involucraba lo mejor del ejército de Felipe II junto con una gran armada, "la mayor y más poderosa combinación jamás reunida en la Cristiandad". Una jugada arriesgada que, de haber tenido éxito, habría cambiado de manera crítica el equilibro de poder en Europa.
  • Notas sobre la Gran Armada: las expediciones de Drake, el almirante que no quería serlo y por qué los ingleses disparaban más veces
    Cómo Isabel I suplía su escasa tesorería dando entrada a capital privado en sus expediciones; por qué Felipe II puso al mando de Gran Armada a alguien sin experiencia ni confianza en el éxito de la empresa; o por qué los artilleros españoles apenas podían responder la lluvia de proyectiles ingleses.
  • El gran asedio de Gibraltar 
    El 11 de julio de 1779 comenzó el intento más importante por parte de España para recuperar Gibraltar, con un asedio que habría de prolongarse durante tres años y medio. Tres años en los que se sucedieron actitudes heroicas y vergonzosas, episodios de valor y estupidez hasta llegar al asalto final en el que... Bueno, supongo que os hacéis una idea de como acabó, ¿no?
  • Puestos a elegir...
    Cómo murió el cacique taíno Hatuey, capturado por los castellanos en la conquista de Cuba.
  • Monopolio por la gracia de Dios
    El papa Alejandro VI (1431-1503) no dudó en amenazar de excomunión a quien comprase alumbre a los infieles... y no el de sus propias minas.

lunes, 31 de diciembre de 2012

Nochevieja robot

La última noche del año es una celebración muy emotiva en casa de las familias robot. Aunque cada vez menos frecuente, siempre existe la posibilidad de que la actualización anual de firmware borre los archivos de memoria de alguno de sus miembros.

martes, 18 de diciembre de 2012

Los frailes "zombies"

No puedo resistirme a traeros este párrafo que he encontrado hacia el final de La conquista de México de Hugh Thomas. Trata sobre impresión que causaron los primeros frailes mendicantes que llegaron al país tras la conquista, a partir de 1523. 

"Los frailes impresionaron especialmente a los tarascos. Los asombraba que vistieran de modo tan diferente de los otros castellanos, y por un tiempo supusieron que eran muertos y que sus hábitos eran mortajas. Imaginaban que, al acostarse, de noche, se convertían en esqueletos, que descendían al otro mundo, donde encontraban a mujeres. También suponían que el agual bendita servía para adivinar el futuro."

sábado, 8 de diciembre de 2012

La ciudad de la desorganización y el mal gobierno

Escondidas entre las páginas más solemnes de la Historia a veces se encuentran anécdotas que nos muestran que tanto no hemos cambiado y que, al fin y al cabo, en todas partes cuecen habas. ¿O sería mejor decir en todo tiempo? Hoy os traigo de una de mis favoritas, que acaeció en Sevilla allá por el siglo XV. Aunque en los hechos principales me mantenga fiel a la historia, tal y como la conocí en Tradiciones y leyendas sevillanas de José María de Mena, me he permitido añadir diálogos y personajes para reforzar la parte bufa de un hecho ya de por sí poco serio.

Y si queréis leerla más tranquilamente en vuestro libro electrónico, aquí podréis encontrar una versión en epub y mobi.




Todo comienza con una fuga y un rumor: el prisionero había conseguido salir de la ciudad. Sus partidarios habían fingido un entierro, esquivado a los alguaciles de la Santa Hermandad que guardaban las puertas dentro del ataúd. Pero de ser así todavía era posible rastrearlo: la única salida para los cortejos fúnebres era la Puerta Osario, llamada así por ser de donde partía el camino hacia el cementerio.  Y desde que se recordaba en Puerta Osario había un escribano encargado de tomar nota de todo entierro que saliese de la ciudad, llevándose unas monedas en el proceso (¿o es que pensáis que las tasas son un invento tan reciente?). Bastaba comprobar los registros y ver que todos se correspondían con personas realmente fallecidas. Y si no era así ya se encargarían los de la Santa Hermandad de arreglar ese pequeño detalle. Después de hacerle confesar donde estaba su compinche, claro está.

En seguida partió un capitán de la Hermandad hacia el ayuntamiento a requerir el registro de los entierros.

—¿El qué?

—El registro de los entierros.

—¿De los entierros ha dicho?

—Sí, el registro de los entierros.

—Perdona, pero no entiendo...

—¡El del escribano que toma nota en la Puerta Osario, me cago en...!

—Vale, vale. ¿Están seguros de que eso es aquí?... Un momento, no hace falta ponerse así, voy a preguntar... ¡Illo! ¿Tú sabes algo de un registro de los entierros? ¡Sí, de los entierros! ¡El del escribano de Puerta Osario!... Mire, aquí no tenemos nada de eso, pero siendo cosa de cobros para mí que eso lo debe llevar el regidor de Arbitrios.

Así que fueron en busca del regidor, suponemos que entre quejas de "y para esto me he pasado yo la mañana haciendo cola" o sus equivalentes de la época.

domingo, 28 de octubre de 2012

Kathleen, leyenda irlandesa (con una segunda interpretación)

Una muchacha de Innis-Sark tenía un joven y agradable novio que falleció en un desgraciado accidente, dejándola llena de tristeza.

Un atardecer, mientras lloraba desconsolada a un lado del camino, se acercó a ella una dama completamente vestida de blanco, que le tocó la mejilla diciéndole:

—No llores, Kathleen, tu amado está bien. Mira a través de esta guirnalda de hojas y lo verás. Está en buena compañía, y lleva una corona dorada en la cabeza y un fajín escarlata en la cintura.

Así que Kathleen cogió la guirnalda y miró a través de ella. En efecto, allí estaba su amado en medio de un gran grupo que bailaba sobre una colina. Estaba pálido, pero más bello que nunca, con la corona dorada ciñéndole la cabeza, como si le hubieran hecho príncipe.

Kathleen soñando con su amado.
(En realidad es una ilustración de Edward y George
Dalziel para una edición de 1865 de Cenicienta).
—Aquí dijo la dama, tengo una guirnalda mayor. Tómala, y cada vez que quieras ver a tu amado arranca una hoja y quémala. Se levantará una gran humareda y caerás en trance. Mientras estés en él tu amado te llevará a su lado a la colina de las hadas, donde podrás bailar con él toda la noche sobre la hierba. Pero no reces ni te persignes mientras esté brotando el humo o perderás a tu amado para siempre.

Desde ese momento se obró un gran cambio en Kathleen. Dejó de rezar y de asistir a misa, y ya nunca se persignaba. Pero cada noche se encerraba en su cuarto y quemaba una hoja de la guirnalda. Cuando surgía el humo caía en un profundo sopor. En esos momentos, aunque su cuerpo estuviera tendido en la cama, en realidad ella estaba lejos, en la colina de las hadas bailando junto a su amor. Era muy feliz en su nueva vida, y quería saber nada de curas, rezos o misas. En sus viajes ahora también estaban todos sus conocidos que habían muerto, que le daban la bienvenida ofreciéndole vino en pequeñas copas de cristal, pidiéndole que volviese pronto y se quedarse con ellos y su amado para siempre.

La madre de Kathleen era una buena mujer, honrada y piadosa, que se preocupó mucho del cambio de humor de su hija. Sospechando que había sido encantada por las hadas empezó a vigilarla. Una noche en la que Kathleen, como era habitual, se encerró en su cuarto, su madre se acercó sin hacer ruido y espió por una grieta de la puerta. Vio como Kathleen tomaba la guirnalda de su escondite, arrojaba una hoja al fuego y se levantaba una gran humareda, cayendo su hija sobre la cama en un profundo trance.

La mujer no pudo guardar silencio por más tiempo, pues había reconocido la obra del diablo. Cayó de rodillas y rezó en voz alta:

—¡María, madre, aleja los malos espíritus de esta niña!

E irrumpió en la habitación haciendo el signo de la cruz sobre la muchacha dormida, que inmediatamente se incorporó gritando:

—¡Madre! ¡Madre! ¡Los muertos vienen por mí! ¡Están aquí! ¡Están aquí!

Su cuerpo se agitaba con fuertes sacudidas. La pobre madre mandó a buscar al cura, que roció a la joven con agua bendita mientras rezaba por ella. Luego tomó la guirnalda de su lado y la maldijo. Instantáneamente las hierbas se convirtieron en polvo y cayeron al suelo formando un montón de cenizas. En ese instante Kathleen se tranquilizó, y pareció que los espíritus malignos la abandonaban. Pero estaba demasiado débil como para moverse, hablar o rezar. Y esa noche, antes de que el reloj diera las doce, falleció.

FIN

Leyenda de las islas occidentales de irlanda recopilada por Lady Jane Wilde Speranza (1821-1896). Traducción propia. Podéis ver descargar el original en inglés aquí.

Si habéis llegado hasta aquí quizá os estéis preguntando por la segunda interpretación a la que hace referencia el título. Pensad en lo que acabáis de leer: una leyenda de hadas y encantamientos, ¿verdad?

Eso pensé yo la primera vez. Pero tras pensar un poco en ella se me ocurrió otra interpretación de la historia: una joven en plena depresión por la pérdida de su novio se dedica a inhalar el humo de unas hierbas que le hacen tener alucinaciones. Llega un momento en que lo más importante para ella es su viaje de todas las noches y empieza a abandonar sus hábitos normales (no ira a misa en aquella época era algo serio, la gota que colmaba el vaso). Su madre se preocupa el día que la sorprende en un mal viaje y quema su reserva. Por supuesto, y para que la historia sea lo bastante ejemplarizante, la pobre muchacha acaba muriendo.

Esto no deja de ser una interpretación sin ninguna base, pero no me extrañaría que lo que pasó a la historia como una leyenda de espíritus no tuviera también su lado ejemplificador en un primer momento. Un cuentecito para disuadir a las jóvenes de jugar con ciertas hierbas.

Así que ya sabéis, niños y niñas, no aceptéis guirnaldas de desconocidos.
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