El tono de la Prensa durante los veinte días que median entre el desembarco del Emperador [Napoleón, al comienzo de los Cien Días] y su llegada a París refleja los movimientos de la opinión: "El demonio se ha escapado de su destierro... El fantasma corso ha desembarcado en Cannes... El tigre ha sido visto en Gap. Han sido enviadas a su encuentro tropas que le harán perecer como un miserable aventurero en las montañas... El monstruo ha podido llegar a Grenoble gracias a una traición... El usurpador ha tenido la audacia de aproximarse a sesenta horas de la capital... Bonaparte llega a pasos de gigante, pero nunca entrará en París... Napoleón estará mañana a las puertas de la ciudad... Su Majestad se encuentra en Fontainebleau".
Emil Ludwig, Napoleón, IV, 16.
Otra perla más que nos regala Adolfo Bioy Casares en De jardines ajenos.
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