lunes, 14 de junio de 2010

La mirada de Mashnun

Por todo Oriente se contaba de boca en boca la apasionada historia de amor de Leila y Mashnun. Los recitadores de cuentos la transmitían de ciudad en ciudad y todos insistían, utilizando numerosas metáforas, en la belleza ya legendaria de la joven, cuya pérdida había conducido a Mashnun a la locura y a la vida errante.

Al escuchar tantas alabanzas, el califa quiso conocer a Leila, que era una persona viva, de verdad. La llamó a Bagdad y la joven acudió. El califa la hizo sentarse ante él.

Durante una hora, sin moverse, la estuvo mirando.

A continuación, tomó una taza de té, cambió de postura y la miró durante una hora más.

Transcurrido ese tiempo, se levantó, dio algunos pasos y volvió a sentarse enfrente de Leila, que no decía ni palabra.

Al cabo de esa tercera hora, el califa le dijo:

-Pero ¿cómo es posible que se cuenten sobre ti todas esas maravillas? Te miro, te veo y no entiendo lo que dicen de ti.

-Me miras -le dijo Leila-, pero no tienes los ojos de Mashnun.

Recopilada dentro de El segundo círculo de los mentirosos. Cuentos filosóficos del mundo entero, de Jean-Claude Carrière.

4 comentarios:

  1. ¡Qué bonito, guapo!
    Ummmm, yo sé de uno que me mira con los ojos de Mashnun.

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  2. Uno?? Voy a hacer una encuesta por el twitter, a ver cuántos me salen. :)

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  3. Sólo uno. Y además me prepara la cena y el desayuno ^__^

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  4. Pues eso que ganas (aunque no renuncio a la encuesta). Bueno, y que gana él, porque el pobre Mashnun acabó malamente.

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