Se sabe de un viajante de comercio a quien le empezó a doler la muñeca izquierda, justamente debajo del reloj de pulsera. Al arrancarse el reloj, saltó la sangre: la herida mostraba la huella de unos dientes muy finos.
Parte de las Instrucciones-ejemplos sobre la forma de tener miedo de Julio Cortázar, dentro de Historias de cronopios y famas. El resto de las instrucciones las podéis encontrar, por ejemplo, aquí.
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