lunes, 21 de junio de 2010

Un deseo

Tumbados sobre la hierba vimos pasar una estrella fugaz:
-Pide un deseo-, me dijo.
-Ya se ha cumplido.

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sábado, 19 de junio de 2010

Paradoja de Tristam Shandy

Hacía ya unos días que quería publicar este párrafo de B. Russell sobre el infinito y los conjuntos numerables ¿y qué mejor momento que durante la V edición del Carnaval de matemáticas?
Tristram Shandy, como todos sabemos, empleó dos años en historiar los primeros dos días de su vida y deploró que, a ese paso, el material se acumularía de invenciblemente y que, a medida que los años pasaran, se alejaría más y más del final de su historia. Yo afirmo que si hubiera vivido para siempre y no se hubiera apartado de su tarea, ninguna etapa de su biografía hubiera quedado inédita. Hubiera redactado el centésimo día en el centésimo año, el milésimo día en el milésimo año, y así sucesivamente. Todo día, tarde o temprano, sería redactado. Esta proposición paradójica, pero verdadera, se basa en el hecho de que el número de días de la eternidad no es mayor que el número de años.
 
Bertrand Russell, Mysticism and Logic, citado por Adolfo Bioy Casares en De Jardines Ajenos.

lunes, 14 de junio de 2010

La mirada de Mashnun

Por todo Oriente se contaba de boca en boca la apasionada historia de amor de Leila y Mashnun. Los recitadores de cuentos la transmitían de ciudad en ciudad y todos insistían, utilizando numerosas metáforas, en la belleza ya legendaria de la joven, cuya pérdida había conducido a Mashnun a la locura y a la vida errante.

Al escuchar tantas alabanzas, el califa quiso conocer a Leila, que era una persona viva, de verdad. La llamó a Bagdad y la joven acudió. El califa la hizo sentarse ante él.

Durante una hora, sin moverse, la estuvo mirando.

A continuación, tomó una taza de té, cambió de postura y la miró durante una hora más.

Transcurrido ese tiempo, se levantó, dio algunos pasos y volvió a sentarse enfrente de Leila, que no decía ni palabra.

Al cabo de esa tercera hora, el califa le dijo:

-Pero ¿cómo es posible que se cuenten sobre ti todas esas maravillas? Te miro, te veo y no entiendo lo que dicen de ti.

-Me miras -le dijo Leila-, pero no tienes los ojos de Mashnun.

Recopilada dentro de El segundo círculo de los mentirosos. Cuentos filosóficos del mundo entero, de Jean-Claude Carrière.

sábado, 12 de junio de 2010

¡Feliz cumpleaños, Mr. Berlanga!

Hoy quiero felicitar desde aquí en su 89 cumpleaños a uno de los grandes del cine español: Luis García Berlanga, autor de un puñado de estupendas comedias como la irónica Bienvenido Mr. Marshall (1953) con su inolvidable canción, la hermosa y mágica Calabuch (1956), la irreverente Los jueves, milagro (1957) (me encanta ese título), la corrosiva Plácido (1961), la negrísima El verdugo (1963), La escopeta nacional (1977) con su galería de personajes esperpénticos, la divertida La vaquilla (1985)...

Pero si aún así, si aún os preguntáis por qué homenajeo a este genial director, entonces creo que os debo una explicación, y como blogero vuestro que soy os la voy a dar...

martes, 8 de junio de 2010

Las comunidades africanas y su adaptación al medio

Recientemente he vuelto a la lectura de Africa: a Biography of the Continent, de John Reader. Hace unos meses ya os traje aquí una reflexión que el autor hacía en la introducción, en la que subrayaba el hecho de la tremenda multiplicación de los humanos que escaparon de África, frente al mucho menor aumento de población entre los que se quedaron. Más adelante, en el libro, apunta una posible explicación, basada en que una población dispersa era la mejor apuesta en un hábitat con abundantes enfermedades parasitarias que se cebaban en las aglomeraciones. El capítulo en cuestión termina con los siguientes párrafos:

"A través de la mayor parte de su historia evolutiva, la población humana en África ha vivido en grupos relativamente pequeños, demostrando que las personas son perfectamente capaces de vivir pacíficamente en pequeñas comunidades por milenios sin establecer ciudades y estados. De hecho, su contribución más distintiva a la historia de la humanidad ha sido precisamente el civilizado arte de vivir de forma agradablemente pacífica juntos sin formar estados. Como África fue la cuna de la humanidad sería reconfortante creer que las pacíficas pequeñas comunidades fueron una forma ideal de existencia. Pero, sin embargo, como todo lo demás en la historia de la evolución del hombre, las pacíficas pequeñas comunidades en África fueron una respuesta ecológica; aseguraban la supervivencia en un entorno hostil de suelos pobres, clima errático, hordas de plagas, y una variedad de parásitos transmisores de enfermedades mayor que en cualquier otro lugar de la tierra.

En África, las personas estaban forzadas. Debido a que habían evolucionado allí como una expresión de la diversidad ecológica del continente, paralelamente con un número infinito de otros organismos, cualquier intento de explotar el sistema para su beneficio exclusivo llevaba el riesgo del desastre y la extinción. Su continua supervivencia fue resultado de su capacidad de adaptación, y de su habilidad para acomodarse a las realidades ecológicas a las que se enfrentaban, incluyendo depredadores, parásitos y enfermedades. Los emigrantes que dejaron el continente hace 100.000 años se liberaron de sus ataduras. Éste es el por qué se multiplicaron de unos cientos a más de 300 millones en el año 1.500 d.C. mientras que la población de África había aumentado de 1 millón a sólo 47 millones."
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