lunes, 5 de abril de 2010

Duelo de reyes (o casi)

En 1525 el ejército francés cae derrotado en la batalla de Pavía frente a las fuerzas del emperador Carlos V. El propio rey francés, Francisco I, es hecho prisionero y llevado a España donde firma al año siguiente el Tratado de Madrid, por el que renuncia a sus derechos sobre varias ciudades y estados en Italia, Francia y Países Bajos. Nada más regresar a su país, Francisco I denuncia el tratado y busca la ayuda del papado para retomar el enfrentamiento contra el Imperio (el Sacro Romano Germánico, no el otro).

Según cuentan, Carlos V nunca perdonó esta traición a Francisco I. Enfadado por su falta de palabra mandó un embajador a la corte francesa para retar a un duelo a Francisco: los dos reyes frente a frente en un terreno neutral. El enviado vagó por la corte francesa durante meses, siendo ninguneado, ignorado, evitado y hay quien dice que hasta encarcelado antes de emprender el regreso a España con las manos vacías. Aunque los dos reyes siguieron combatiéndose durante todo su reinado nunca llegaron a cruzar sus armas en persona (para desgracia de todos los que murieron en su nombre).

Nota: Esta historia me la contó un amigo estudiante de historia hace ya unos cuantos años. Cuando recientemente me acordé de ella para el blog, pregunté a otro de mis amigos historiadores. Según me dijo, a pesar de ser muy conocida no hay ninguna fuente que la avale, y bien puede deberse a una invención posterior o a propaganda imperial de la época. Buscando por internet pueden encontrarse varias versiones que coinciden en lo esencial, salvo una de ellas que sitúa a Francisco I como retador y a Carlos V como el que hace oídos sordos.

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sábado, 3 de abril de 2010

Las cartas de Bartleboom

Deja la pluma, dobla la hoja, la mete en un sobre. Se levanta, coge de su baúl una caja de caoba, levanta la tapa, deja caer la carta en su interior, abierta y sin señas. En la caja hay centenares de sobres iguales. Abiertos y sin señas.

Bartleboom tiene treinta y ocho años. Él cree que en alguna parte, por el mundo, encontrará algún día a una mujer que, desde siempre, es su mujer. De vez en cuando lamenta que el destino se obstine en hacerle esperar con obstinación tan descortés, pero con el tiempo ha aprendido a pensar en el asunto con gran serenidad. Casi cada día, desde hace ya años, toma la pluma y le escribe. No tiene nombre y no tiene señas para poner en los sobres, pero tiene una vida que contar. Y ¿a quién sino a ella? Él cree que cuando se encuentren será hermoso depositar en su regazo una caja de caoba repleta de cartas y decirle

-Te esperaba.

Ella abrirá la caja y lentamente, cuando quiera, leerá las cartas una a una y retrocediendo por un kilométrico hilo de tinta azul recobrará los años -los días, los instantes- que ese hombre, incluso antes de conocerla, ya le había regalado. O tal vez, más sencillamente, volcará la caja y, atónita ante aquella divertida nevada de cartas, sonreirá diciéndole a ese hombre

-Tú estás loco.

Y lo amará para siempre.

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Fragmento de Océano mar, de Alessandro Baricco.

viernes, 2 de abril de 2010

Darth Vader (y van 3)

Los que paráis de vez en cuando por aquí sabéis que tengo una suerte de fijación de Darth Vader (que ha acabado afectando a mi propia familia). Así que cuando en un poco tiempo he visto un par de viñetas que lo tenían como protagonista me he dicho "pues para el blog". La primera la ví en el twitter y desconozco su autor, pero es muy apropiada para estas fechas (claro que, puestos a ello, este vídeo de una cofradía peculiar que encontré también vía twitter).


La segunda es de Alberto Montt, y la descubrí gracias a Acceso Directo:


Y para terminar he recuperado una imagen que vi hace ya bastante tiempo. Creo que fue en una tienda de camisetas, pero no soy capaz de recordar la fuente original.



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lunes, 29 de marzo de 2010

Pobre consuelo

Leyendo Historia de las Matemáticas en los últimos 10.000 años, de Ian Stewart, he encontrado esta anécdota referente al matemático indio del S. XII Bhaskara:
Bhaskara (conocido como "el maestro"), escribió tres obras importantes: Lilavati, Bijaganita y Siddhanta Siromani. Según Fyzi, poeta de la corte del emperador mogul Akhar, Lilavati era el nombre de la hija de Bhaskara. Su padre realizó el horóscopo de su hija y determinó la época más propicia para su boda. Para dramatizar su predicción, puso dentro de un cuenco de agua una copa con un agujero, construida de modo que se hundiera cuando llegara el momento propicio. Pero Lilavati se inclinó sobre el cuenco y una perla de su vestido cayó en la copa y bloqueó el agujero. La copa no se hundió, lo que significaba que Lilavati nunca podría casarse. Para consolarla, Bhaskara escribió un libro de texto de matemáticas para ella. La leyenda no regristra lo que ella pensaba de esto.

sábado, 27 de marzo de 2010

El precio de la victoria

Leo el siguiente párrafo en el capítulo de Las Grandes Batallas de la Historia, editado por Canal Historia, dedicado a la batalla de Lepanto (1571):
Don Juan de Austria había prometido a los galeotes de su flota que, en caso de conseguir la victoria, les liberaría del remo. Tuvo que cumplir su promesa, por lo que la flota española quedó temporalmente sin hombres. Para reponer los brazos que empujaban las naves, a partir de entonces los jueces y alcaldes recibieron la orden de que por cualquier delito, por pequeño que fuera, se condenase a la pena de galeras.

A eso le llamo yo legislar en el calor del momento. Como decía mi abuelita: "Nunca invadas Rusia en invierno, ni robes una gallina después de Lepanto".
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