España, 1840; tras verse obligada a invitar al general Espartero a formar gobierno, la reina regente María Cristina de Borbón-Dos Sicilias decició renunciar a su regencia. Dejó a su hija, la futura Isabel II, que tenía entonces sólo diez años, en Madrid y marchó a Francia llevándose consigo una gran cantidad de dinero y prácticamente todas las joyas, la plata y la ropa blanca de palacio. Según el primer ministro francés François Guizot, que la conocía bien, "no dejó ni seis cucharas".
Por motivos de su cargo François Guizot seguía con interés la situación en España, hasta tal extremo que seis años después recibiría un telegrama del embajador francés ante la corte española con un escueto "La reina es núbil desde hace dos horas".
Visto en El Mediterráneo, un mar de encuentros y conflictos entre civilizaciones, de John Julius Norwich.
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