martes, 22 de febrero de 2011

Los caballeros de la noche

De comisario de frutos del país, para castigarlo por haberse metido en alguna revolución, al señor Acevedo, abuelo de Borges, lo bajaron a comisario de policía; por eso le tocó actuar en el asunto de Los caballeros de la noche, que en los cementerios robaban cadáveres para pedir rescate por su restitución. Casi todos los miembros de la banda eran españoles y turcos recién venidos, muy ignorantes. En cambio, inteligente debió de ser el jefe que los apalabró, porque aunque entre todos no eran más de catorce, dio a cada uno un número de identificación altísimo, once mil y pico, doce mil y pico, de modo que los miembros creían pertenecer a una sociedad innumerable, poderosa y que por estas mismas razones gozaba poco menos que de impunidad. Cuando se vieron reunidos en la comisaría y se les dijo que ahí estaban todos, que no había más, no podían creerlo.

Lo cuenta Adolfo Bioy Casares en De jardines ajenos.

lunes, 21 de febrero de 2011

¿Qué es? (3)

¿Qué pensáis que esconde en esta foto ligeramente pixelada?


La solución el viernes. en los comentarios.

jueves, 17 de febrero de 2011

Los cortos de los Goya: Una caja de botones y La bruxa

Qué queréis que os diga: han sido semanas pensando el próximo jueves tengo que hacer una entrada con los cortos cadidatos a los Goya. Pero por una cosa o por otra no encontraba el momento de terminar de verlos. Hasta que, como no podía ser de otra forma, se me echó la gala encima. Podía haber dicho que estaba esperando a saber quienes eran los ganadores, que como dice mi santa uno de mis problemas es que a veces me pierde la sinceridad y la forma de decir las cosas. Pero, reconozcámoslo, es que no tenía hechos los deberes.

Sólo he visto los de ficción y animación (salvo uno); a pesar de lo que me gustan los cortos, los documentales en este formato no me resultan atrativos (y ya me cuesta a veces encontrar el tiempo para ver los otros). He incluido los vídeos de los ganadores, al resto podéis acceder pinchando en el nombre del corto.

Ficción:
  • Adiós papá, adiós mamá (2010), de Luis Soravilla: ¿Qué sucede cuando el niño crece y empieza a necesitar su espacio? La única comedia en una edición bastante dramática. Simpático. Me han gustado mucho las interpretaciones de los padres.
  • El orden de las cosas (2010), de César Esteban Alenda y José Esteban Alenda: A su favor que se aproxima al tema de la violencia en la pareja desde una perspectiva original. En su contra que a pesar de ello es un tema que se ha tratado mucho últimamente y acaba haciéndose largo.
  • Zumo de limón (2010), de Jorge Muriel: Mi favorito. Vejez y soledad con una gran actuación de Sélica Torcal.
  • Una caja de botones (2010), de Maria Reyes Arias González: El ganador de esta edición de los Goya al mejor corto de ficción. Un corto muy apropiado para estos tiempos de crisis. Una mirada a esas familias que tienen que vivir con lo justo a través de los ojos de una niña. Me ha gustado mucho la actuación de Antonio de la Torre como el padre, aunque el corto me ha parecido sensiblero a ratos.





Animación: Al falta de ver Exlibris, yo este año hubiera dejado el premio desierto, más aún después del listón tan alto que dejaron el año pasado Alma y La dama y la Muerte.
  • Exlibris (2009), de María Trénor: Sólo he encontrado el trailer, que podéis ver pinchando en el nombre.
  • La torre del tiempo (2010), de José Luis Quirós: Aventuras fantásticas con pinta de introducción de un videojuego. Personajes  inexpresivos y un guión que suena a ya visto.
  • Vicenta (2010), de Sam: La animación más trabajada de las tres, pero se hace un poco largo y está lastrado, sobre todo, por unas voces muy monótonas (incluyendo a Santiago Segura como el marido) que contribuyen a que el corto ande falto de ritmo.
  • La bruxa (2010), de Pedro Solís: El ganador al mejor corto de animación es un corto simpático, pero poco más. No está mal, pero me parece poca cosa para ser el mejor corto español del año.

miércoles, 16 de febrero de 2011

La única hazaña

Un soberano que se aburría pidió que le buscaran a alguien capaz de una hazaña que sólo él pudiera llevar a cabo.

Sus emisarios buscaron mucho tiempo antes de encontrar a un hombre que podía lanzar un hilo y, a distancia, hacerlo pasar por el ojo de un aguja. Se trataba de una proeza inimaginable que el hombre realizó varias veces en presencia del soberano y de toda la corte.

El rey le dijo a su primer ministro que se le dieran a aquel hombre cien monedas de oro y cien bastonazos.

-¿Por qué cien bastonazos? -preguntó el hombre.

-Las cien monedas de oro recompensan tu hazaña -le dijo el rey- porque, en efecto, nadie en el mundo puede imitarte. Los cien bastonazos que vas a recibir son el castigo por haber perdido tanto tiempo en semejante tontería.

FIN

Lo cuenta Jean-Claude Carriére en El segundo círculo de los mentirosos. Cuentos filosóficos del mundo entero.
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