miércoles, 5 de mayo de 2010

Testamento

Primeras palabras del testamento que a los noventa y dos años escribió el rey Gustavo Adolfo de Suecia: "Si algún día yo muero..."

Visto en De jardines ajenos de Adolfo Bioy Casares.

lunes, 3 de mayo de 2010

Necesitamos los huevos

Woody Allen termina la maravillosa Annie Hall (1977) con este pequeño monólogo (podéis ver el vídeo más abajo o, si lo preferís, en versión original aquí):
Después se nos hizo tarde, los dos nos teníamos que marchar. Pero fue magnífico volver a ver a Annie; me di cuenta de lo maravillosa que era y de lo divertido que era tratarla Y recordé aquel viejo chiste, aquel del tipo que va al psiquiatra y le dice: "Doctor, mi hermano está loco, cree que es una gallina". Y el doctor responde: "¿Pues por qué no lo mete en un manicomio?". Y el tipo le dice: "Lo haría pero necesito los huevos".

Pues eso más o menos es lo que pienso sobre las relaciones humanas, ¿saben?. Son totalmente irracionales, y locas, y absurdas. Pero supongo que continuamos manteniéndolas porque, la mayoría, necesitamos los huevos.

viernes, 30 de abril de 2010

El mundo y el pantalón

EL CLIENTE: Dios hizo el mundo en seis días, y usted no es capaz de hacerme un pantalón en seis meses.

EL SASTRE: Pero señor, mire el mundo y mire su pantalón
Samuel Beckett encabezaba con este pequeño chiste su texto El mundo y el pantalón.

miércoles, 28 de abril de 2010

The Blower's Daughter - Damien Rice

Una de mis canciones favoritas, puedo recordar perfectamente cuando la escuché por primera vez: se apagaron las luces del cine, empezó a sonar la canción y ahí estaba Natalie Portman, andando a cámara lenta, única entre la multitud. Tal vez no fuera una gran belleza, pero en el momento en que ponías los ojos en ella sabías que era especial.


La escena es del comienzo de Closer (2004), de Mike Nichols. Los casi cinco minutos de la canción se han reducido a poco más de la mitad, pero podéis ver el vídeo oficial de la canción aquí.

martes, 27 de abril de 2010

Cuando todo puede suceder

La verdad es que hay momentos en los que la omnipresente y lógica red de las secuencias causales se rinde, cogida por sorpresa por la vida, y baja al patio de butacas, mezclándose con el público, para dejar que en el escenario, bajo las luces de una libertad vertigionsa y repentina, una mano invisible pesque en el infinito regazo de lo posible y, entre millones de cosas, sólo permita que ocurra una.

Fragmento de Océano mar, de Alessandro Baricco.
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