Os dejo un cuento tradicional japonés y así aprovecho para mandar un beso a los amigos que están por aquellas tierras.
Érase una vez, en Japón, dos ratoncitos que se querían mucho. Tanto él como ella estaba muy enamorados, pero tenían un grave problema: el padre de la ratoncita que estaba obsesionado con la fuerza, quería casarla con el Sol porque decía que el Sol era el más fuerte del mundo.