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domingo, 11 de marzo de 2012

Una rendición con condiciones

(Entrada publicada originalmente en Un café con Clío.)


Hay un proverbio que dice "soldado que huye sirve para otra guerra". Aunque claro, por muy superior que sea el enemigo al que uno se enfrenta, eso de rendirse no deja de tener un regustillo poco honorable que algunos intentan camuflar como pueden.

Uno de estos casos aparece reflejado en el libro El día D de Antony Beevor, que cuenta la anécdota de un cuerpo de infantería americano que avanzaba hacia Cherburgo dos semanas después del desembarco. Cortándoles el paso encontraron una posición defensiva alemana. Procurando evitar un enfrentamiento el coronel MacMahon ordenó que se avisara a los alemanes que se rindieran o se atuvieran a las consecuencias.

Ya estaría mascullando el coronel americano por la cabezonería germana y preparándose para ordenar a sus artilleros que machacaran la posición cuando empezaron a surgir soldados llevando banderas blancas. Entre ellos un grupo de cinco oficiales que pidió vérselas con quien estuviera al mando.

Oficiales dialogando (wikipedia).

A partir de aquí no puedo dejar de imaginarme la situación a la manera de la genial Un, dos, tres de Billy Wilder, cambiando al coronel MacMahon por el director MacNamara y a los cinco oficiales alemanes por los tres delegados soviéticos. Así, los alemanes se habrían dirigido al americano haciéndole saber que el comandante de su guarnición era consciente que allí ya no tenían nada más que hacer, pero tampoco que no quería rendirse de una forma que humillase al ejército alemán. Solicitaba a MacMahon que, si no le resultaba mucha molestia, les lanzasen con sus morteros algunos proyectiles de fósforo blanco para que pudiera capitular sintiendo que había "cumplido con sus obligaciones con el Führer".

lunes, 2 de noviembre de 2009

El coste de la liberación

Según leo en El día D, de Antony Beevor, durante la II Guerra Mundial murieron 70.000 civiles en Francia por la acción de los aliados, esta "cifra excede el número total de víctimas británicas a causa de los bombardeos alemanes".

Dos terceras partes de estos muertos se debieron a los bombardeos previos al desembarco de Normandía y a las operaciones inmediatamente posteriores, cuando los aliados atacaron las ciudades y pueblos situados en las principales rutas hacia la costa para dificultar la llegada de refuerzos alemanes
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