jueves, 5 de junio de 2014

Thor, el protector de la humanidad: de cómo obtuvo su martillo

Siguiendo nuestro recorrido por los días de la semana llegamos al jueves, día que los romanos dedicaron al dios Júpiter (Jovis díes) y que los antiguos ingleses convirtieron en el Thunor's Day o día de Thor, que derivó al actual Thursday. Como este dios da bastante juego he decidido dividir la entrada en dos. Hoy os hablaré un poco sobre la figura de Thor y cómo consiguió su famoso martillo Mjolnir. Para una segunda parte quedará cómo lo perdió y lo que tuvo que hacer para recuperarlo. En ambas leyendas tendrá especial protagonismo el dios Loki, con el que comparte varias sagas. Como es costumbre cerraremos con el destino que espera a Thor en el Ragnarok.


El protector de los hombres


Cuando, resguardados en sus hogares, los antiguos vikingos oían el rugir del trueno sabían que podían estar tranquilos, Thor había llegado para salvarlos. Él era el encargado de defender el reino de los hombres, Midgard, de los ataques de los gigantes del hielo, que para los pueblos del norte tomaban la forma de tormentas, ventiscas y otros fenómenos meteorológicos violentos. Este rol de protector de la humanidad hizo de Thor una de las principales deidades del panteón nórdico, superado solamente por Odín, el padre de todos.

Hijo de Odín y de Fjörgyn, la personificación de la tierra, representa la unión entre esta y el cielo, simbolizado en el rayo que va de uno a otro. Era esposo de Sif, la del pelo dorado, aunque también estuvo unido, entre otras, a la giganta Jarnsaxa. De esta unión fue fruto Magni que, junto con su hermanastro Módi (también hijo de Thor aunque se desconoce el nombre de la madre), tendrá gran importancia cuando llegue el ocaso de los dioses.

Aunque las leyendas no suelen pararse a describir a los dioses, parece que Thor era pelirrojo, con barba, de semblante serio, bastante fornido y con frecuentes arrebatos de mal genio. Salvo alguna excepción en que optó por usar la cabeza, su forma de actuar era bastante directa: si alguien molestaba, martillazo; si me han mirado mal, martillazo; si tengo la más ligera impresión de que se han burlado de mí, martillazo. Digamos que era más de pegar primero y preguntar después.

Una muestra del mal genio de Thor: en el funeral de Baldr mandó de una patada a la pila funeraria al enano Litr sólo por cruzarse en su camino cuando estaba enfadado (fuente).

Precisamente es su martillo Mjolnir el elemento más representativo de Thor, un arma mágica que nunca falla su objetivo cuando golpea o es arrojado, y que siempre retorna a las manos de su señor. La fuerza combinada de los dos es tal que con él Thor es capaz de hendir montañas de un solo golpe. El martillo se convirtió en el emblema del dios, y su imagen se utilizaba en funerales, bodas y otras celebraciones para invocar su protección. Posteriormente los colgantes representando a Mjolnir se usaron como oposición a la cruz cristiana por los defensores de las antiguas costumbres.

Mjolnir era uno de los tres objetos mágicos que portaba Thor, junto con el cinturón Megingjörð, que le permitía duplicar su ya considerable fuerza, y los guanteletes de hierro Járngreipr, necesarios para controlar el poderoso martillo.

Su forma de desplazarse quizás no fuera muy glamurosa, viajaba en un carro tirado por dos cabras, pero no se puede negar que era bastante práctica. Las cabras podían comerse para cenar y a la mañana siguiente habían resucitado para seguir cumpliendo su labor.

A diferencia de los otros dioses, para viajar de Asgard a Midgard Thor no podía usar el Bifrost, el puente de arcoíris que unía ambos mundos. La razón no está muy clara, pero parece que su presencia podía incendiar el puente. Esto le obligaba a tener que vadear varios ríos mientras que el resto de los dioses cruzaban el puente sobre sus monturas.

Thor vadea un río mientras el resto de dioses cruza el Bifrost, por Lorenz Frølich (fuente).

Thor aparece en varias sagas acompañado del dios Loki (con el que, en contra de la versión marveliana del mito, no guarda ninguna relación de parentesco). Una combinación que demuestra que las parejas de opuestos que tanto han dado al cine policíaco eran ya una idea antigua en tiempo de los vikingos. Aunque con el paso del tiempo evoluciona hacia una figura malvada, Loki aparece en muchas sagas más como un embaucador, alguien con un retorcido sentido del humor al que le gustaba meter a los otros dioses en líos, pero que solía ayudar a sacarlos luego de ellos. La asociación con el serio y poco amigo de las bromas Thor puede interpretarse tanto como un contrapunto cómico, al que eran bastante aficionados los vikingos, o como una alegoría sobre que el trabajo duro y la obligación, representadas por el dios del trueno, son mejores si se complementan con la diversión encarnada en Loki.

Precisamente en las dos leyendas que he elegido sobre Thor tiene gran importancia la figura de Loki. Como veremos a continuación él es el responsable de los acontecimientos que llevaron a que Thor se hiciera con su martillo Mjolnir. Y también aparece en la saga que centrará la próxima entrada y que es una de las más populares de la mitología nórdica, el Thrymskvitha, que cuenta cómo Thor perdió su martillo, y cómo él y Loki se embarcaron en una misión para recuperarlo. Una misión que a Thor le resultó un poco incómoda.

Como en todas las leyendas que os estoy contando la de hoy es mi interpretación personal, pero sin alterar los hechos fundamentales de la saga, tal y como aparece en las fuentes (en el caso de hoy en la Edda prosaica).


De cómo Thor consiguió su martillo


Nadie sabe a ciencia cierta por qué Loki robó el cabello de Sif. Algunos os dirán que no fue más que otra de sus supuestas bromas carentes de gracia. Otros os contarán que se quedó prendado del resplandeciente brillo dorado de la cabellera de la diosa. Y finalmente hay unos pocos que, si conseguís que beban lo suficiente como para soltarles la lengua, susurrarán que ahí había algo turbio, que habían visto a Loki entrar o salir del palacio de Thor a altas horas de la noche cuando éste se hallaba ausente, algo que habría llegado hasta los oídos del mismísimo Odín. En cualquier caso todos estarán de acuerdo en que fue una muy mala idea elegir como blanco a la esposa de alguien con tan poco sentido del humor

Sif y su larga cabellera, dibujada por
John Charles Dollman. Al fondo vemos
 a Loki acechando (fuente).
Así que, poco después de que Sif se despertara completamente calva, Loki se encontró a unos veinte centímetros por encima del suelo, sostenido por los dedos de Thor alrededor su cuello. Probó con sus defensas habituales: negarlo todo, poner en duda la evidencia y echarle la culpa a otro. Pero cuando a Thor se le calentaba la sangre no solía atender a razones. A punto de quedarse sin aire masculló: "Si me sueltas te prometo que le devolveré la cabellera a tu mujer". Tras dudar un momento Thor decidió que, puestos a elegir entre quedarse calva eternamente y renunciar a su venganza, probablemente Sif escogería lo segundo. "Por tu bien espero que no sea una treta para ganar tiempo" amenazó mientras se marchaba.

Loki quedó en el suelo, masajeándose el cuello. "Pues claro que es para ganar tiempo, bruto", pensó mientras repasaba lugares donde podría esconderse hasta que se hubiera olvidado el asunto. Siempre estaba la opción de Jotunheim, el mundo de los gigantes, donde no era del todo mal recibido, incluyendo alguna giganta que ya se había mostrado más que dispuesta a dejarle compartir su casa. O al menos una parte concreta de ella. Pero por muy seco que fuera, Thor era un dechado de humor al lado de los habitantes de Jotunheim, y no creía que pudiera aguantar mucho tiempo allí. Podría ir a visitar a su hija al Helheim, el mundo de los muertos, pero tampoco le parecía un lugar acorde con su personalidad. Mejor estaría Midgard, aunque allí sería demasiado fácil de encontrar. Además, para qué engañarse, mientras que Sif siguiera calva dudaba mucho que Thor estuviera dispuesto a olvidarse del asunto.

Mientras cavilaba una pequeña idea empezó a formarse en la periferia de sus pensamientos, una idea que fue creciendo hasta convertirse en uno de sus grandes planes, un plan que no sólo calmaría a Thor, sino que también le devolvería el favor de los dioses. Lástima que no hubiera nadie allí para recordarle cómo solían terminar sus grandes planes.



Si había alguna criatura en los nueve mundos capaz de construir algo que pudiera sustituir a la cabellera de Sif estos eran los enanos (o elfos negros). Y los mejores eran los hijos de Ivaldi. Poco tiempo después Loki salía del taller de los hermanos con una sonrisa: no sólo había encargado una cabellera nueva para sustituir a la robada, sino también un par de increíbles objetos mágicos con los que ganarse el perdón del resto de dioses. Desde luego que no iba a salirle barato, pero si todo salía como tenía planeado no sólo no tendría que pagar nada, sino que además contaría con más regalos para lavar su nombre.

La segunda parte de su plan empezaba con una visita a otros reputados artesanos enanos, los hermanos Brok y Sindri. Fue muy fácil alagar la vanidad de los hermanos resaltando la fama de sus creaciones, sólo superadas por las de los hijos de Ivaldi. Cuando, como había previsto, los hermanos se negaron a aceptar ser inferiores a ningún otro orfebre, Loki inició un juego de tira y afloja, de adulaciones y críticas que acabó con los enanos aceptando una apuesta: si no eran capaces de superar las creaciones que Loki había encargado a los hijos de Ivaldi, serían ellos quienes correrían con los gastos. Pero si lograban forjar algo que las superara, entonces tendrían la cabeza de Loki.

Era una apuesta arriesgada, pero Loki no había llegado donde estaba precisamente por su juego limpio. Haciendo uso de sus artes mágicas se quedó en el taller de Brok y Sindri sin que estos se percataran, y espió los preparativos de su trabajo. Como era habitual Sindri se ocuparía de la forja mientras Brok se encargaba de alimentar el fuego. No era un trabajo sencillo; la más leve variación en la temperatura del horno podía echar a perder el delicado trabajo de su hermano.

Loki vigila el trabajo de Sindri y Brok,
dibujo de Elmer Boyd Smith (fuente)
Una vez que había descubierto el punto débil del proceso, Loki siguió a Brok hacia el gran horno mientras Sindri se encargaba de la forja en la habitación adyacente. Brok preparó el fuego hasta que estuvo a la temperatura idónea y gritó a su hermano que ya podía empezar. En ese momento una molesta mosca empezó a revolotear a su alrededor. No era otro que el propio Loki en uno de sus afamadas transformaciones, dispuesto a echar a perder el trabajo de los enanos.

Pero enano demostró una voluntad de hierro. Por mucho que Loki revoloteaba, zumbaba en sus oídos o se agitaba frente a sus ojos, el ritmo del fuelle no sufría ningún cambio. Entonces empezó a picarle con rabia en las manos y brazos. Nada. Se lanzó sobre el cuello, llenándolo de ronchas. Pero salvo algún juramento el enano seguía su trabajo impasible. Viendo su cabeza en peligro Loki se lanzó desesperado contra sus párpados, picándolos con tal saña que acabó haciendo que brotara la sangre, que se derramó sobre los ojos cegando momentáneamente al enano. Sólo entonces se permitió Brok apartar un momento la mano del fuelle para limpiarse los ojos, volviendo en seguida al trabajo con los párpados bien apretados.

Al poco apareció Sindri con el semblante serio. Había logrado crear dos maravillas en la forja, pero la leve disminución del calor había estado a punto de echar a perder la tercera. Afortunadamente sucedió cuando ya había casi terminado y el daño parecía pequeño. En cualquier caso ya no había vuelta atrás, así que cargó a su hermano con el fruto de su trabajo y le envió a cobrar la apuesta.



Asgard estaba agitada con el anuncio de la competición que, tal y como había supuesto Loki, había eclipsado el robo de la cabellera de Sif. Todos hablaban de las maravillas que habían creado los enanos y se sucedían los rumores sobre su naturaleza o propiedades. Se formó un jurado de excepción; al ofendido Thor le acompañarían Odín, el padre de todos, y Frey, dios del amanecer y la fertilidad.

Freyr by Johannes Gehrts
Frey, dios del amanecer, junto con sus dos
de sus posesiones más características: el jabalí
Gullinbursti y su espada mágica.
Dibujo de Johannes Gehrts (fuente).
Se decidió que fuera Loki quien hablara en primer lugar. El dios, que había elegido para ese día una figura solemne aunque ligeramente avergonzada, empezó pidiendo disculpas por sus pasados errores. Sólo quería reparar sus malas acciones, para lo que empezó ofreciendo a Thor una reluciente cabellera de oro, aún más brillante y hermosa que la que había perdido Sif, y que tan pronto se depositara sobre la cabeza de la diosa se fundiría con ella como si fuera su propio pelo.

El dios esperó a que tanto Thor como el resto de presentes pudieran admirar el resplandeciente obsequio. Luego se volvió hacia Odín y, tras unas palabras de alabanza, hizo aparecer en su mano la segunda de las creaciones de los hijos de Ivaldi. Era la lanza Gungnir, depositaria de una magia tan poderosa que nunca fallaría al ser arrojada. Con una inclinación rogó Odín que la aceptara como muestra de respeto hacia su sabio gobierno. El padre de todos no pudo ocultar su satisfacción al recibir una arma tan poderosa.

Finalmente, en uno de los gestos teatrales que tanto apreciaba, Loki pidió a los presentes que se apartasen. Se colocó en medio del círculo y, recreándose en la expectación que había causado, sacó de entre sus ropas un pequeño objeto que empezó a manipular. La curiosidad se tornó en exclamaciones de sorpresa al ver cómo el objeto crecía hasta convertirse en el barco Skidbladnir, que conjuraría un viento favorable cada vez que hizara sus velas, y tan maravillosamente construido que podía doblarse hasta caber en un bolsillo. Volviéndose hacia el último de los jueces rogó a Frey que lo aceptara como muestra de su consideración.

Llegó el turno de su rival. Hasta ahora todo había salido según lo planeado: había cerrado la historia de la cabellera y comprado con regalos el favor de Odín y Frey. Aun así no pudo evitar un cierto nerviosismo cuando Brok tomó su lugar.

La actuación de Loki había mostrado al enano que allí se jugaba algo más que una exhibición de trabajos. Dispuesto a no quedarse atrás, cuando presentó su primera creación lo hizo ofreciéndola como regalo al padre de todos. Se trataba del anillo Draupnir, que cada novena noche dejaba caer otros ocho anillos exactamente iguales. Posiblemente no fuera tan espectacular como la lanza, pero los dioses de Asgard coincidían con los habitantes de Midgar en su aprecio por el dorado metal.

Luego se dirigió a Frey y le ofreció no un objeto, sino un ser vivo que su hermano había creado en la fragua a partir de un piel de cerdo. Se trataba del jabalí Gullinbursti, capaz de marchar por tierra y agua mejor que cualquier caballo y cuyo pelaje dorado brillaba tanto que era capaz de iluminar su paso incluso en la noche más oscura.

Por último entregó a Thor un martillo, asegurándole que con él podría golpear tan fuerte como deseara y que nunca fallaría el golpe, que siempre acertaría su blanco cuando lo arrojara, volviendo inmediatamente de vuelta a su mano, y que pesaba tan poco que podría llevarlo colgado de su ropa sin problema. "Aunque", se disculpó el enano, "sucedió un accidente durante su creación y el mango ha quedado demasiado corto".

Los murmullos se extendieron por la sala mientras los Odín, Thor y Frey deliberaban. Los regalos habían superado las expectativas y se sucedían las apuestas sobre qué creación sería la elegida. Los tres jurados se alzaron para emitir su veredicto: a pesar de su corto mango, los tres habían coincidido en que el martillo Mjolnir sería un arma sin igual para defender Asgard de las incursiones de los gigantes de hielo.

Se sucedieron las aclamaciones y algún gesto de decepción entre los que habían apostado por el barco o la lanza. Aunque ninguno tan profundo como el de Loki, ahora foco de todas las miradas. Brok se dirigió hacia él reclamando su cabeza mientras el dios intentaba negociar, llamaba a los demás dioses en su defensa y, finalmente, recurría a una de las cosas que mejor se le daban: desaparecer.

En un parpadeo había saltado por una ventana sala y huía a toda velocidad sobre sus botas mágicas, que le permitían correr tanto por tierra como sobre el agua o a través del aire. Brok se volvió hacia Thor reclamando justicia. Era una buena elección: aunque tuviera un sustituto para la cabellera de su esposa, el dios del trueno aún se la tenía guardada a Loki. Además si Loki se resistía tendría una buena oportunidad para probar su martillo.

Thor persiguiendo a Loki, por Willy Pogany (fuente).
Thor salió en persecución de Loki. Poco después regresaba sujetando firmemente su presa, que no dejaba de gritar e implorar ayuda. La verborrea aumentó al ver el enorme hacha que sostenía el enano, hasta que en un desesperado intento gritó: "¡Alto! ¡Yo sólo aposté mi cabeza, el cuello no estaba incluido!". Grande fue la sorpresa de Brok cuando comprobó que el resto de dioses estaba de acuerdo con el argumento. Pero ya se sabe lo que pasa con los que mandan; están dispuestos a dar una imagen de justicia, pero siempre que no se ponga en peligro a uno de los suyos.

Viendo que no iba a conseguir nada Brok cambió de estrategia: si no le dejaban tocar el cuello, al menos se aseguraría de que el dios no volviera a tejer más tretas. Cuchillo en mano se dispuso a coserle la boca. Sin embargo por mucho que lo intentó la punta de su cuchillo era incapaz de hendir los labios de Loki. Tuvo que llamar a su hermano Sindri para que entre los dos consiguieran unir los labios ante la poco disimulada diversión de los presentes.

Cuando se retiraron los enanos el sentimiento en Asgard, y en especial el de Thor, era de satisfacción: no sólo habían conseguido un buen puñado de objetos mágicos, sino que además les esperaba una temporadita tranquila hasta que Loki lograra descoser sus labios.



Fuentes

Aparte de las habituales visitas a las páginas correspondientes de Wikipedia (la inglesa, principalmente), mi fuente principal sobre los mitos nórdicos proviene de dos libros que están en dominio público (en inglés):

Entradas relacionadas


No os perdáis la próxima entrada, en la que os contaré qué sucedió cuando Thor perdió su martillo y la extraña aventura que tuvo que afrontar, acompañado de Loki, para recuperarla. Además sabréis cuál es el destino que espera al dios del trueno cuando llegue el Ragnarok.

Y si queréis más mitología nórdica:

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