Pero ahora dejadme cenar aunque sigan mis lutos,
pues no hay nada de cierto más perro que el vientre maldito
que a la fuerza nos hace pensemos en él, por deshecho
que en el alma se esté, por más hondo pesar que se tenga.
Así llena el dolor mis entrañas y él sigue llamando
a comer y beber y me impulsa al olvido de todo
cuanto llevo sufrido hasta ahora y me obliga a llenarlo.
Ulises en La Odisea de Homero.
lunes, 1 de noviembre de 2010
El vientre maldito
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Jardines ajenos
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