domingo, 14 de marzo de 2010

La muerte de Esquilo o los extraños cumplimientos de las profecías

Ya anciano, el oráculo predijo a Esquilo (dramaturgo griego, S. V a.C) que moriría aplastado por una casa, por lo que decició residir fuera de la ciudad. Falleció poco después cuando un quebrantahuesos le arrojó sobre la cabeza una tortuga (según la tradición al confundir su calva con una piedra).

A pesar del gran reconocimiento que recibieron, el mayor orgullo de Esquilo no eran sus obras teatrales, sino haber participado en la batalla de Maratón, siendo esto lo único que quiso que apareciera en su epitafio.

viernes, 12 de marzo de 2010

Mimo interpretando Torn

Como por fin es viernes y a todos nos viene bien echar una sonrisa de cara al fin de semana, he rescatado este vídeo en que el cómico David Armand nos trae a su personaje Johann Lippowitz interpretando una versión mímica de la canción Torn, de Natalie Imbruglia. Eso sí, para disfrutarlo bien hay que saber inglés o, al menos, conocer la letra de la canción.


El vídeo que os he traído sólo incluye un fragmento de la canción, a mi parecer el más divertido. Si queréis podéis ver interpretar la canción entera aquí. También podéis encontrar otro vídeo en el que la misma Natalie Imbruglia canta en directo mientras Armand actúa, aunque en éste se sigue un poco peor la mímica.

miércoles, 10 de marzo de 2010

Repartir bien el tiempo

Si pasarais menos tiempo pensando en sexo y más tiempo concentrados en cómics tendríamos bastantes menos de estos momentos embarazosos.

La Tierra es la orilla del océano cósmico

“El cosmos es todo lo que es, o todo lo que fue, o lo que será alguna vez… La contemplación del cosmos nos conmueve, es como un hormigueo en la columna vertebral o en la voz, una débil sensación, como el recuerdo lejano de caer desde lo alto: sabemos que nos acercamos al mayor de los misterios. El tamaño y la edad del cosmos están mas allá del entendimiento humano. Perdido en algún lugar entre la inmensidad y la eternidad está nuestro pequeño hogar terrestre.

“Por primera vez podemos decidir nuestro destino y el del planeta. Vivimos una época de grandes riesgos, pero nuestra especie es joven, curiosa y valiente. Es prometedora.

“En los últimos milenios hemos hecho descubrimientos asombrosos sobre el cosmos y nuestro lugar en él. Creo que nuestro futuro dependerá de nuestra comprensión de este cosmos en el que flotamos como una mota de polvo en el cielo de la mañana [...].

“La superficie de la Tierra es la orilla del océano cósmico. Desde aquí aprendimos todo lo que sabemos. Recientemente hemos vadeado un poquito, nos hemos mojado hasta los tobillos… Y el agua parece invitarnos. Alguna parte de nosotros sabe que venimos de allí. Anhelamos regresar. Y podemos hacerlo, porque el cosmos está dentro de nosotros. Estamos hechos de estrellas. Somos una de las formas que tiene el cosmos para conocerse.”

Carl Sagan (introducción del primer capítulo de la serie Cosmos, 1978)
Podéis ver éste y otros capítulos de Cosmos a partir de la página de Enreda2. Me he aprovechado de que el texto ya lo habían transcrito en 9:30 (la negrita es mía).

Todavía era muy pequeño cuando emitierion Cosmos, supongo que lo vería en alguna reposición, aún siendo un niño. Recuerdo la fascinación que me causaron las imágenes, historias, especulaciones... He vuelto a disfrutar la serie recientemente, notando el paso del tiempo y echando de menos la sensación de descubrimiento. Y con un deseo: sentarme algún día a volver a verla con mis hijas.

sábado, 6 de marzo de 2010

Su graciosa y poco agradecida majestad: la última voluntad de Lord Nelson

Adorado por el pueblo al que sus victorias habían devuelto la ilusión de derrotar a Napoleón, Lord Horatio Nelson (1758-1805) era en cambio criticado por el rey Jorge III y la alta sociedad británica debido a su vida sentimental, llegando al extremo de negar su última voluntad al héroe al que tanto debían.

Estando destinado en Nápoles, Nelson había sido acogido por el embajador británico Sir William Hamilton. Sir William estaba casado con Emma Hamilton, una mujer famosa en su época y 34 años más joven que él. Horatio y Emma se enamoraron y comenzaron una relación al parecer consentida y alentada por Sir William, que sentía un gran respeto (que era mutuo) por el marino.

 
Emma Hamilton por George Romney. Imagen tomada de Wikipedia.

Nelson estaba casado con una mujer a la que no amaba y de la que acabó divorciándose. Aún así la alta sociedad británica no podía perdonarle el cada vez más evidente triángulo que formaba con los Hamilton. A tanto llegó el escándalo que en 1799 el almirantazgo decidió enviar a Nelson al mar para mantenerlo alejado de Emma.

En 1801 Emma tuvo una hija, Horatia, que Nelson reconoció como suya. Dos años más tarde fallecía Sir William. Nelson decició esperar entonces a conseguir una gran victoria que acallara las críticas antes de casarse con Emma. La oportunidad llegó en 1805, cuando recibió el mando de la flota del Mediterráneo para enfrentar la amenaza de la flota combinada franco-española. En la batalla de Trafalgar Nelson destruyó el poderío naval de estos dos países y apartó para siempre la amenaza de una invasión francesa de Inglaterra.

Esta victoria podría haber sido la consagración que hiciera acallar las voces contra él y Emma, pero Nelson no vivió para comprobarlo. Herido de muerte por una bala de mosquete, sus últimas palabras fueron: "Recordad que dejo a la señora Hamilton y a Horatia, mi hija, como un legado a mi país. Nunca olvidéis a Horatia. Doy gracias a Dios por permitirme acabar mi vida cumpliendo con mi deber".

Sin embargo la última voluntad del héroe no fue escuchada. El primer ministro británico ignoró el testamento de Nelson en el que repartía su herencia entre su ex mujer y Emma, negándole a esta última cualquier compensación. Se llegó al extremo de prohibirle su asistencia al funeral de su amado. Emma fue abandonada por todos y acabó en prisión por deudas, muriendo arruinada en Francia, donde se había exiliado para huir de los acreedores.

Fuentes:
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