martes, 24 de noviembre de 2009

La Llave de la Felicidad

El Divino se sentía solo y quería hallarse acompañado. Entonces decidió crear unos seres que pudieran hacerle compañía. Pero cierto día, estos seres encontraron la llave de la felicidad, siguieron el camino hacia el Divino y se reabsorbieron en Él. Dios se quedó triste, nuevamente solo. Reflexionó. Pensó que había llegado el momento de crear al ser humano, pero temió que éste pudiera descubrir la llave de la felicidad, encontrar el camino hacia Él y volver a quedarse solo. Siguió reflexionando y se preguntó dónde podría ocultar la llave de la felicidad para que el hombre no diese con ella. Tenía, desde luego, que esconderla en un lugar recóndito donde el hombre no pudiese hallarla. Primero pensó en ocultarla en el fondo del mar; luego, en una caverna de los Himalayas; después, en un remotísimo confín del espacio sideral. Pero no se sintió satisfecho con estos lugares. Pasó toda la noche en vela, preguntándose cual sería el lugar seguro para ocultar la llave de la felicidad. Pensó que el hombre terminaría descendiendo a lo más abismal de los océanos y que allí la llave no estaría segura. Tampoco lo estaría en una gruta de los Himalayas, porque antes o después hallaría esas tierras. Ni siquiera estaría bien oculta en los vastos espacios siderales, porque un día el hombre exploraría todo el universo. "¿Dónde ocultarla?", continuaba preguntándose al amanecer. Y cuando el sol comenzaba a disipar la bruma matutina, al Divino se le ocurrió de súbito el único lugar en el que el hombre no buscaría la llave de la felicidad: dentro del hombre mismo. Creó al ser humano y en su interior colocó la llave de la felicidad.

Cuento de la tradición oral hindú 

Esta entrada va con un beso para mi amiga M. Ángeles, que siempre ha sabido dónde hay que buscar (lo difícil luego es encontrarla, claro).

lunes, 23 de noviembre de 2009

Saber elegir

Si creen que la investigación y la educación son caras, prueben con la ignorancia y la mediocridad. 

Joan Guinovart, presidente de la Confederación de Sociedades Científicas de España.

La leí en Las penas del Agente Smith, sacada a su vez de El País.

Funda de CD/DVD de papel

¿Quien no ha tenido que meter un DVD en una hoja doblada de mala manera por no tener una funda a mano? Hoy en La Canción de Malapata: educa y entretiene cómo hacer una funda de papel para transportar / guardar tus CDs y DVDs. Lo vi hace tiempo en Alt1040 pero recientemente tuve necesidad de una y os aseguro que van estupendamente y son fáciles de hacer.


domingo, 22 de noviembre de 2009

Vivamos

Ocho días de vida valen más que ocho días de gloria después de la muerte.

Charles de Saint-Évremond, libertino francés del S. XVI XVII.

Otra frase más que he encontrado en La crisis de la conciencia europea, de Paul Hazard (gracias Jorge por la recomendación).

sábado, 21 de noviembre de 2009

El problema de los niños

Hoy os traigo un extracto de El otoño del patriarca de Gabriel García Márquez. Esta novela tiene para mí una significación especial, ya que fue el primer libro que leí que no entraba en la categoría de literatura juvenil, y supuso un abrir los ojos a que había no sólo otras historias sino también otras formas de contarlas.

...andaba tan aturdido con aquella restauración febril, tan absorto en su empeño y tan desentendido de otros asuntos menores del estado que se dio de bruces contra la realidad cuando un edecán distraído le comentó por error el problema de los niños y él preguntó desde las nebulosas que cuáles niños, los niños mi general, pero cuáles carajo, porque hasta entonces le habían ocultado que el ejército mantenía bajo custodia secreta a los niños que sacaban los números de la lotería por temor de que contaran por qué ganaba siempre el billete presidencial, a los padres que reclamaban les contestaron que no era cierto mientras concebían una respuesta mejor, les decían que eran infundios de apátridas, calumnias de la oposición; y a los que se amotinaron frente a un cuartel los rechazaron con cargas de mortero y hubo una matanza pública que también le habíamos ocultado para no molestarlo mi general, pues la verdad es que los niños estaban encerrados en las bóvedas de la fortaleza del puerto, en las mejores condiciones, con un ánimo excelente y muy buena salud, pero la vaina es que ahora no sabemos qué hacer con ellos mi general, y eran como dos mil.
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