La primera vez que vi unas fotos de la serie
Babel Tales, mi primer pensamiento fue la suerte que había tenido el fotógrafo danés
Peter Funch de estar en el sitio y momento justo para capturar a varias personas vestidas del mismo color, o bostezando, fumando... al mismo tiempo. El segundo fue que no podía ser casualidad, que debía estar amañado.
Finalmente resultó que no era ni lo uno ni lo otro. No se trataba de modelos, pero tampoco había sido sido suerte. Entre 2006 y 2010 Funch se dedicó a tomar fotos en las calles de su Nueva York adoptivo. Realizaba varias en el mismo lugar y a partir de ellas construía digitalmente una única escena en que los participantes compartían alguna característica.
Según
sus propias palabras: "Encuentro el lugar con el tránsito y tipos de personas adecuado y empiezo a fotografiar". "La mayoría de las veces puedo darme cuenta después de entre tres y cinco días si va a funcionar. Si es así, continúo tomando fotografías durante otros cinco a diez días dependiendo del lugar". A continuación viene el proceso final en el que se elige el fondo y se añaden los personajes en la localización precisa donde fueron fotografiados, que puede llevar entre uno y tres días más de trabajo.
¿Nos engaña Peter Funch con sus fotos? No lo creo. Como decía Jesper Elg la presentación de la colección en la
V1 Gallery (de la que ambos son co-fundadores):
"Babel Tales es una serie de trabajos que se centran en las relaciones humanas (o en la falta de ellas) en las grandes ciudades. El proyecto de Peter Funch es un punto de unión entre la fotografía documental y la manipulación fotográfica. A través de repeticiones y yuxtaposiciones se centra en las similitudes entre personas y el comportamiento colectivo, creando una extraña poesía (...) desafía nuestra noción de fotografía como descripción de un determinado momento en el tiempo. Los trabajos de Peter Funch son documentos de instantes que nunca existieron".