Se acerca San Valentín: el amor está en el aire y los escaparates de las tiendas on-line se llenan de corazones rojos. Uno podría pensar en poner un corto romántico para sumarse al espíritu de los días, sólo para darse cuenta de lo difícil que es encontrar un buen cortometraje que narre una historia de amor bonita (de las que acaban bien, para que nos entendamos). No digo que no las haya, sino que no es un género que se cultive mucho, a años luz del peso de sus equivalentes en largometrajes.
Será porque el desarrollo habitual de estas historias (chico conoce chica - chico se enamora de chica - chica pasa de chico - chico conquista a chica - chico hace una gilipollez y pierde a chica - chico recupera a chica - FIN) requiere más tiempo del que puede dedicarle un cortometraje; será porque en los cortos se busca contar historias distintas; o tal vez porque el director de cortometraje medio no empieza a tener éxito con las chicas hasta que no da su salto al largometraje, el caso es que en el tiempo que llevo dedicado al visionado de cortos he encontrado muchas más piezas centradas en separaciones que finales felices.
Sin embargo no penséis que una separación siempre es algo deprimente. A veces puede servir para encontrarnos a nosotros mismos o como nuevo comienzo. Pero no quiero adelantaros nada, mejor lo veis vosotros mismos.
Hoy os traigo tres piezas más una recomendación. Empezamos con Por ser como eres (¿2010?), de Álvaro Fernández Armero, cuyo primer trabajo, El columpio, apareció por aquí hace unos meses. El de hoy es uno de los cortometrajes del jurado de la IX Edición del Festival de Cortometrajes Jameson Notodofilmfest. Por cierto, que últimamente todo el tiempo que dedico a los cortos lo estoy empleando en ver los finalistas, así que no os extrañéis si en las próximas semanas caen algunos de ellos.