jueves, 10 de febrero de 2011

"Los jueves, corto" especial rupturas: Por ser como eres, Lo que tú quieras oír y Verte feliz

Se acerca San Valentín: el amor está en el aire y los escaparates de las tiendas on-line se llenan de corazones rojos. Uno podría pensar en poner un corto romántico para sumarse al espíritu de los días, sólo para darse cuenta de lo difícil que es encontrar un buen cortometraje que narre una historia de amor bonita (de las que acaban bien, para que nos entendamos). No digo que no las haya, sino que no es un género que se cultive mucho, a años luz del peso de sus equivalentes en largometrajes.

Será porque el desarrollo habitual de estas historias (chico conoce chica - chico se enamora de chica - chica pasa de chico - chico conquista a chica - chico hace una gilipollez y pierde a chica - chico recupera a chica - FIN) requiere más tiempo del que puede dedicarle un cortometraje; será porque en los cortos se busca contar historias distintas; o tal vez porque el director de cortometraje medio no empieza a tener éxito con las chicas hasta que no da su salto al largometraje, el caso es que en el tiempo que llevo dedicado al visionado de cortos he encontrado muchas más piezas centradas en separaciones que finales felices.

Sin embargo no penséis que una separación siempre es algo deprimente. A veces puede servir para encontrarnos a nosotros mismos o como nuevo comienzo. Pero no quiero adelantaros nada, mejor lo veis vosotros mismos.

Hoy os traigo tres piezas más una recomendación. Empezamos con Por ser como eres (¿2010?), de Álvaro Fernández Armero, cuyo primer trabajo, El columpio, apareció por aquí hace unos meses. El de hoy es uno de los cortometrajes del jurado de la IX Edición del Festival de Cortometrajes Jameson Notodofilmfest. Por cierto, que últimamente todo el tiempo que dedico a los cortos lo estoy empleando en ver los finalistas, así que no os extrañéis si en las próximas semanas caen algunos de ellos.


martes, 8 de febrero de 2011

Elevada discusión

¡¡¡¡Nooooooooooo!!!!

Puesta entre la espada y la pared, mi hija de un año recurre a todo el poder de su oratoria en un intento de desmontar mi argumentación.

lunes, 7 de febrero de 2011

El sol, la luna y las estrellas - Leyenda de Madagascar

Zanahary ("el Creador" en la religión popular malgache) tenía tres hijos, que eran Ramasoandro ("sol"), Ravolana ("luna") y Rahona ("nubes"). Cuando se hicieron mayores de edad, Zanahary les dio a cada uno su parte de herencia. Y les dijo:

- Ramasoandro, eres el primogénito: te daré doce cebúes. Ravolana, mi hija preferida: te daré siete cebúes. Y para ti, mi hijo menor: tendrás derecho a un cebú. Cuidad de vuestra herencia, porque yo no estaré vivo eternamente, y tenéis que aprender a cuidar de vosotros mismos desde ahora.

Así que los tres cogieron sus cebúes y volvieron a su casa. Los años pasaron. Un día, Zanahary cayó enfermo y el mpimasy ("brujo adivino", "curandero") le dijo que su único remedio era la sangre de un cebú. Zanahary llamó a su consejero y envió a un mensajero a buscar un cebú a casa de Ramasoandro. Zanahary dijo:

- Ramasoandro tiene muchos cebúes; seguro que no le pasaría nada si me diera uno para salvarme la vida. Vete a casa de Ramasoandro y dile que necesito un cebú.

El mensajero se fue, pero cuando le hizo saber la razón de su visita a Ramasoandro, éste le contestó:

- Lo siento, pero no puedo darte ninguno de mis cebúes. ¿Por qué mi padre ha pensado enseguida en que yo podría dártelo, si somos tres hermanos? Vete a ver a mi hermana, ella te lo dará.

Y el mensajero se fue a casa de Ravolana. Pero ésta le dijo:

- Mi hermano mayor tiene más cebúes que yo, porque nuestro padre le ha dado más. No puedo darte ninguno porque, como ves, tengo muchos hijos (se refiere a las estrellas). Así que, cuando me muera, quiero que tengan por lo menos un cebú cada uno. ¿Por qué no te vas a casa de Rahona? Estoy segura de que te lo concederá.

Entonces, el mensajero se fue a casa de Rahona, y le contó que su padre estaba enfermo, y que su único remedio era la sangre de un cebú. Ni siquiera tuvo tiempo para pedirle un cebú, porque Rahona inmediatamente le dijo:

- ¿Cuál es el problema? Ahora mismo te daré un cebú. Te acompañaré al palacio de mi padre y llevaremos el cebú con nosotros. No quiero que mi padre se muera.

Cuando llegaron al palacio de Zanahary, el mpimasy preparó el remedio, y el enfermo se curó. Entonces, Zanahary llamó a sus hijos y les dijo:

- Escúchame, Ramasoandro. Puse toda mi esperanza en ti cuando te di los doce cebúes; sin embargo, me has decepcionado profundamente. Has dado pruebas de egoísmo, y ésa no es una buena actitud. Ravolana, tú has dado pruebas de que eres una chica buena porque has pensado en el futuro de tus hijos, pero también has olvidado que soy tu padre y que me estaba muriendo. Rahona, me alegro de ver que no me has guardado rencor por haberte dado un solo cebú. A pesar de eso, has acudido a verme, y tu generosidad me ha salvado la vida. Así que, a partir de ahora, vosotros dos, Ramasoandro y Ravolana, tendréis que acatar y mostrar profundo respecto ante vuestro hermano menor, porque es un ser generoso y os ha superado en todo. Ramasoandro: brillarás sólo de día; Ravolana: brillarás sólo de noche con tus hijos. Pero cuando pase Rahona, os ocultará y no podréis brillar. Por más que brilléis, no podréis mostrar ninguna luz cuando vuestro hermano menor pase ante vosotros.

Por eso, el sol brilla sólo de día y la luna brilla sólo de noche; pero ninguno puede lucir cuando las nubes pasan por el cielo, puesto que ésa fue la voluntad de Zanahary.


FIN

La leyenda aparece recopilada en Mitos y leyendas de Madascar de Harinirinjahana Rabarijaona. La conocí gracias al mapa de esa gran idea que fue La vuelta al mundo en 80 cuentos

sábado, 5 de febrero de 2011

Que la Seguridad Social esté contigo

Acabo de hacerme unos análisis, y mi médico dice que tengo el colesterol alto y los midiclorianos muy bajos. Y cuando le he dicho que intentaría ir a un gimnasio el enano arrugado ese me ha respondido "Hazlo o no hazlo, pero no lo intentes".

viernes, 4 de febrero de 2011

Girl with the Two Tone Hair - The Madelaine Cays

Una canción pegadiza envuelta en un original vídeo, ¿algo más para este pre-finde?


El vídeo es una producción de  Davy McGuire (cuya web merece un vistazo) y Kristin McGuire, autores también del hermoso proyecto The Ice Book.

Podéis escuchar más música de The Magdelaine Cays en su página de Myspace.

El vídeo lo conocí gracias a El viaje del Monstruo.
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