viernes, 30 de abril de 2010

El mundo y el pantalón

EL CLIENTE: Dios hizo el mundo en seis días, y usted no es capaz de hacerme un pantalón en seis meses.

EL SASTRE: Pero señor, mire el mundo y mire su pantalón
Samuel Beckett encabezaba con este pequeño chiste su texto El mundo y el pantalón.

miércoles, 28 de abril de 2010

The Blower's Daughter - Damien Rice

Una de mis canciones favoritas, puedo recordar perfectamente cuando la escuché por primera vez: se apagaron las luces del cine, empezó a sonar la canción y ahí estaba Natalie Portman, andando a cámara lenta, única entre la multitud. Tal vez no fuera una gran belleza, pero en el momento en que ponías los ojos en ella sabías que era especial.


La escena es del comienzo de Closer (2004), de Mike Nichols. Los casi cinco minutos de la canción se han reducido a poco más de la mitad, pero podéis ver el vídeo oficial de la canción aquí.

martes, 27 de abril de 2010

Cuando todo puede suceder

La verdad es que hay momentos en los que la omnipresente y lógica red de las secuencias causales se rinde, cogida por sorpresa por la vida, y baja al patio de butacas, mezclándose con el público, para dejar que en el escenario, bajo las luces de una libertad vertigionsa y repentina, una mano invisible pesque en el infinito regazo de lo posible y, entre millones de cosas, sólo permita que ocurra una.

Fragmento de Océano mar, de Alessandro Baricco.

lunes, 26 de abril de 2010

La Venganza Catalana

Corría el año 1303 cuando el emperador de Bizancio, Andrónico II Paleólogo, decide tomar a su servicio a una tropa de mercenarios aragoneses, los almogávares. Lo que en un primer momento parecía una decisión acertada derivó en un episodio que entró en la historia negra de Grecia con el nombre de la Venganza Catalana.

Los almogávares eran tropas mercenarias de infantería ligera. Sus miembros habían quedado arruinados debido a las razzias árabes y habían tomado el oficio de las armas, organizando incursiones de pocos hombres en territorio árabe. Poseían lo justo: una camisa, un par de lanzas, una espada corta, a veces un escudo y una gran piedra para encender fuego que golpeaban contra su espada haciendo saltar chispas antes de entrar en combate, mientras entonaban su grito de guerra "¡Desperta ferro!" o "¡Aragón!". Incluso para los estándares de la época tenía que ser un espectáculo impresionante que debía quitar las ganas de pelear a más de uno.

Durante el enfrentamiento entre la Corona de Aragón y el Reino de Sicilia que siguió a las Vísperas Sicilianas, los almogávares jugaron un importante papel desembarcando detrás de las líneas enemigas para dedicarse a la guerra de guerrillas, desviando tropas napolitanas del esfuerzo principal. Cuando acabó la guerra el nuevo rey aragonés de Sicilia se encontró con el problema de qué hacer con estos endurecidos mercenarios sin ocupación que ya empezaban a causar problemas con la población local.

Antes de que la situación se deteriorase más, los almogávares buscaron algún otro gobernante al que ofrecer sus servicios, decidiéndose por el emperador bizantino Andrónico II.  En la elección influyó que su líder, Roger de Flor, tenía un contencioso con sus antiguos compañeros templarios a cuenta de un tesoro que se había extraviado durante el desalojo de San Juan de Acre. Bizancio, por su lejanía, era la opción perfecta, más aún cuando los bizantinos siempre estaban dispuestos a pagar para compensar su endémica falta de soldados.

Los bizantinos, que hacía menos de cincuenta años que había recuperado su capital tras el desastre de la Cuarta Cruzada, estaban sufriendo la constante presión de las tribus turcas en Anatolia. El emperador ofreció a Roger de Flor la mano de su sobrina y el título de megaduque (a los bizantinos les encantaban los títulos rimbombantes). Fundaron entonces la Gran Compañía Catalana y pusieron rumbo a Constantinopla. El rey Federico III de Sicilia estuvo encantado de poner a su disposición barcos para librarse de ellos transportar a 1500 marineros y 4000 almogávares junto con sus familias.

domingo, 25 de abril de 2010

Confundiendo prioridades

Vivía tan obsesionada con la vida después de la muerte que  olvidó que lo importante era vivirla antes.
La frase es una reescritura tweet-size del siguiente fragmento del artículo ¿Cuál es hoy el gran cambio cultural? de Eduardo Punset en XL Semanal.
"Contamos con cuarenta años de vida redundante en términos biológicos y, por lo tanto, por primera vez en la historia de la evolución empezamos a explorar si hay vida antes de la muerte y, si la hay, a disfrutarla. Hasta hace bien poco, todo el mundo estaba obcecado únicamente en saber si había vida después de la muerte."
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